El jueves me levanto todavía con algo de frío en el cuerpo de la noche anterior en el Rornerstinden, las piernas ya pesan, pero la motivación y las ganas de seguir buscando buenas líneas siguen intactas. Hoy el día se ha levantado nublado y con temperaturas positivas haciendo que la nieve la nieve transforme rápidamente. Hoy no valdrá la pena moverse mucho, así que nos acercamos hasta el Stetinden, donde el tercer día, camino del Russelvfjellet, vimos algunas alternativas en la cara sur. La subida de temperaturas es evidente, pero según ascendemos, la nieve se mantiene sorprendientemente seca, sobretodo en el bosque antes de llegar al Flatjellet, un altiplano que nos separa de la cima. Los últimos metros, un poco feos y con algún tramo helado, hacen que me ponga los crampones. La entrada está algo venteada, pero dentro permite tirar unos buenos laybacks sacando lo mejor de una nieve ya transformada.
Son aproximadamente las cinco de la tarde cuando cogemos el ferry de vuelta hasta Breivikeidet para posteriormente conducir hasta Tromso por una carretera completamente helada por la lluvia engelante. Ya en el camping, unas cervezas y a despedirnos de la ciudad con una cena y unas cuantas copas hasta pasadas las tres de la mañana. Al día siguiente nos acercamos de nuevo hasta Tromso para sacar unas cuantas fotos y llevarnos un par de recuerdos antes de coger nuestro vuelo a Oslo, donde pasaríamos nuestra última noche. Atrás quedan spots que jamás hubiera soñado firmar, montañas que se elevan por encima de los 1000m. sobre el mar, auroras boreales que se retuercen en un baile imposible, naturaleza en el estado más puro, viajar, y poder llegar aun más lejos con mi splitboard, y como siempre, en la mejor compañía. That's life!
Flatjellet |
Renos |
Rotenvikvatnet. Rotenvikbreen y Kjosbreen |
Son aproximadamente las cinco de la tarde cuando cogemos el ferry de vuelta hasta Breivikeidet para posteriormente conducir hasta Tromso por una carretera completamente helada por la lluvia engelante. Ya en el camping, unas cervezas y a despedirnos de la ciudad con una cena y unas cuantas copas hasta pasadas las tres de la mañana. Al día siguiente nos acercamos de nuevo hasta Tromso para sacar unas cuantas fotos y llevarnos un par de recuerdos antes de coger nuestro vuelo a Oslo, donde pasaríamos nuestra última noche. Atrás quedan spots que jamás hubiera soñado firmar, montañas que se elevan por encima de los 1000m. sobre el mar, auroras boreales que se retuercen en un baile imposible, naturaleza en el estado más puro, viajar, y poder llegar aun más lejos con mi splitboard, y como siempre, en la mejor compañía. That's life!
Tromso |
Oslo |
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